Comunicado por la sanción a nuestro speaker
“Ahora que hemos vuelto del infierno,
vamos a quemar el Bernabéu.
El resultado da igual,
aquí se viene a animar.
Solo no caminarás.”
Este cántico le ha costado 3.000 euros a nuestro speaker y seis meses sin poder entrar a ningún estadio. No es ninguna broma, es el penúltimo capítulo de represión. En el pasado encuentro entre Rayo y Barcelona no hubo ningún enfrentamiento, ni incidente, ni siquiera grupo rival, pero un socio rayista se fue a casa, sin saberlo, con una sanción por “dirigir cánticos ofensivos y violentos”. Sin saberlo porque no fue informado de ello hasta un mes después, cuando recibió la notificación en su domicilio, ya que no fue requerido por la policía ni antes, ni durante, ni después del encuentro. No fue identificado, nadie le solicitó sus datos, ni siquiera su multa apareció en el informe de la Comisión Antiviolencia, pero no fue necesario para joderle la vida: para ello está esa fantástica Brigada de Información, con sus infiltrados, sus archivos ilegales y sus habituales prácticas destinadas a tramar montajes y arruinar la vida a los que ellos consideran peligrosos. Todo ello, bajo la batuta del que se supone que es la figura máxima en cuanto a seguridad durante un partido y que desde hace tiempo tiene como única misión acabar con Bukaneros. El actual Coordinador de Seguridad en el Estadio de Vallekas es quien firma las actas, quien decide cuándo y a quién hay que multar y el que coordina al resto de cuerpos policiales: UIP, Brigada de Información, Local, Nacional… Entonces, ¿no supervisa? ¿Se deja torear por el resto de cuerpos? ¿Deja que campen a sus anchas?
Con su historial en los últimos tiempos no es de extrañar que solo se busque crear problemas donde no los hay. De otra forma no se entiende esta sanción, como las anteriores, como amenazar con multar por los tifos, o por el cuarto de material. ¿Qué persiguen realmente? ¿Es simple obsesión o hay órdenes desde arriba de apretar más aún las tuercas? Apenas ha habido peleas o incidentes en nuestro estadio en las últimas temporadas, ¿por qué entonces ese interés en acosar, cabrear y provocar a la gente? ¿Buscan que estallemos, quieren que les demos razones para justificar una represión desmedida?
Nuestro speaker ha vuelto a ser el cabeza de turco. Como lo fue el anterior, con una sanción de aquel partido copero ante el Almería de infausto recuerdo con carga incluida en la grada y que a él le costó 12.000 euros y tres años sin entrar a los estadios. O el primer compañero en coger el megáfono, sobre el que recayeron tres multas a dedo, 20.000 euros en total y varios años de prohibición. ¿Por qué ahora sancionan solo al actual speaker por supuestos cánticos violentos y no a los centenares que también la cantaron? ¿Por qué ahora es sancionable cantar eso y durante las dos temporadas anteriores no lo fue, o en otros muchos estadios se ha cantado sin problemas? Nada tiene lógica, todo obedece a una maniobra de acoso y derribo.
Una ley del deporte que tiene de democrática lo mismo que los encargados de aplicarla, y que en nuestro estadio se encargan de que se aplique a conciencia. Unos cuerpos policiales y un Coordinador de Seguridad obsesionados con Bukaneros. Pero sobre todo, un grupo y una afición que ya está desgraciadamente acostumbrada a este trato vejatorio y que se une más que nunca ante la injusticia. Por ello lucharemos de todas las formas: económicamente apoyando al compañero porque esa multa es de todos y públicamente denunciando cualquier ataque recibido por nuestro grupo.
Vuestras sanciones, nuestro odio.
Bukaneros 1992
Contra el racismo, la represión y el fútbol negocio