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Rayo 1-4 Espanyol, Los Tifos

Noviembre es mes de frío, resfriados, de sofá y manta… Ni mucho menos. Para nosotros este mes, como todos los años, ha sido de trabajo, de calle, de no parar, de pegar carteles, hacer pintadas, preparar pancartas, banderas, de acudir a Canillejas, a las muchas charlas de las Jornadas Antifascistas, al homenaje de Carlos, al bloque estudiantil en las universidades, al Valle de Cuelgamuros, a la manifestación del 23-N… Un ritmo vertiginoso en el que no hemos parado, con una actividad política y una militancia activa casi diaria. Y eso, como no podía ser de otra forma, debe tener y tiene reflejo en nuestra grada.

Como también es habitual cada año (el anterior con el gran cubregradas de Antifa Ultras), en noviembre llegó al Fondo de Vallekas el tifo con carácter político, casi como colofón a unas semanas de duro pero satisfactorio trabajo. Con poco tiempo y demasiadas tareas, nuestro Komando Tifo se volvió a dejar las manos y a darle al coco para vestir de gala una vez más nuestra grada. Y es que su filosofía de superación es clara: ¿Por qué conformarse con un tifo cuando puedes hacer dos? ¿O incluso tres?

El primero, difícil, por tratarse de una famosa instantánea y por ir solo en negro y gris. Optar como en este caso por una conocida fotografía tiene un importante hándicap: todo el mundo la conoce, sabe cómo es, por lo que cualquier cosa que no sea reflejar a la perfección la misma es un fracaso. Y la imagen elegida no solo es conocida, sino un auténtico icono:  ‘Muerte de un miliciano’, realizada por Robert Capa en 1936 y que fue y es el símbolo de la Guerra Civil. Tanta trascendencia tuvo que incluso se realizaron varias investigaciones para comprobar su autenticidad, unas dudando de su veracidad y otras negando que fuera un montaje. Poco importa. Lo determinante es que desde 1936 hasta nuestros días esta imagen simboliza como ninguna la Guerra Civil. Su resultado llevada a tifo, y sobre el famoso logo de las banderas con los laureles, hace que nuestros pintores hayan vuelto a coronarse.

Dibujo muy definido en un cubregradas que esta vez llega hasta la parte inferior de la valla, dándole más profundidad al dibujo, y con el lema en la parte superior. ‘Aunque nos espere el dolor y la muerte…’ extraído del célebre cántico de aquella época, ‘A las barricadas’, sirve como símil a la situación difícil de nuestro equipo y como arrebato de coraje aunque en el partido nos espere la derrota.

Los jugadores se hacían la foto, el tifo desaparecía para mostrar la grada, pero cuando nadie lo esperaba, a toda velocidad vuelve a cubrirse nuestra zona con un tifo que continúa y completa al anterior, tanto en su dibujo como en el mensaje.

Lo que unos segundos antes eran colores grises ahora son vivos, rojizos, escenificando ese paso del tiempo, del 36 a la actualidad. Una lucha que, lejos de caer en el olvido, sigue estando más viva que nunca, todo ello representado en un cubregradas con un gran dibujo de uno de los símbolos más representativos del grupo , ese tirachinas que luce siempre en nuestra pancarta de viajes.

Precioso e impactante cubregradas bajo la pancarta, también en colores rojizos, que completaba la frase del anterior y la estrofa del himno ‘A las barricadas’. Ese lema de ‘Contra el enemigo nos llama el deber‘ ha sido el utilizado por todo el antifascismo madrileño en este noviembre de 2013 y es un mensaje cargado de simbolismo para un Rayo en puestos de descenso y obligado a dejarse el alma en el césped.

Como en el primer cubregradas, el dibujo principal lucía sobre otro que cobraba vida en un segundo plano, esta vez nuestra calavera con sus ojos siempre vigilantes. Complejidad para lograr resaltar ese dibujo de fondo, para dar la tonalidad justa, sin pasarse ni quedarse corto.

Y en la mano de la calavera esa bomba a punto de estallar, situada en el otro extremo del cubregradas y dándole al mismo el equilibrio necesario para que resaltara más aún el dibujo principal. Todo pensado, todo medido.

Y por si todo esto fuera poco, nuestro Komando Tifo le puso un broche de oro a un domingo en el que estuvieron de sobresaliente, por sus ideas, por cómo llevarlas a cabo y por estar en absolutamente todo, como en el homenaje a los compañeros asesinados en los últimos años.

Aquí los descansos no son para salir fuera del estadio, para volver cuando ya van diez minutos de la reanudación. Esta vez apenas hubo quien se movió de su sitio para ir al servicio, ya que los pintores aprovecharon el descanso para preparar un tercer tifo, esta vez de estandartes que recogían los rostros y nombres de casi una veintena de compañeros arrebatados por el fascismo, con una pancarta que les rendía homenaje: Ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha.

Desde Guillem Agulló a Carlos Palomino, pasando por Dax (asesinado de una cuchillada en el cuello, en Milán), Jan Kucera (cuyo asesinato en Praga quedó grabado en vídeo) o Aitor Zabaleta e Íñigo Cabacas, asesinados en las inmediaciones de estadios de fútbol.

Los más recientes, como Pavlos en Atenas y Clément en París. Pero también otros de los que ya ha pasado tiempo y siguen en nuestra memoria: Yolanda, Lucrecia, Richard o Silvio en Alemania. No falta Roger o Ivan ‘el Rompehuesos’, al que después de tres ataques en Moscú con bates, cuchillos, destornilladores… solo pudieron acabar con él con pistolas.

Son solo algunos, no están todos los que son, pero ellos representan el homenaje a todos nuestros caídos.