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Rayo 2-0 Villareal, La Grada

Si bien en la previa del partido quisimos simular el corredor de la muerte, la policía puso todo su empeño en acabar de ponerle el mayor realismo a nuestra protesta, haciendo que dos de nuestros miembros probasen la «silla eléctrica»,  o lo que es lo mismo, expulsión del campo y receta de 3.000 euros.  Así, estos dos abonados rayistas fueron expulsados en su entrada al campo de forma totalmente arbitraria, siendo utilizados de cabeza de turco, pudiendo haber corrido esta suerte cualquier otro de los 1.800 abonados que acceden al Fondo por la puerta 1 del estadio. 

El club, que se había comprometido a estar presente en la puerta para evitar este tipo de abusos de autoridad intervino tarde y mal, avisando a los dos compañeros para que volviesen a entrar al campo, momento en el que la policía aprovechó para abrirles un expediente sancionador, ratificado después por la Coordinadora de Seguridad del Estadio, consciente de que ningún tipo de incidente se había producido, como así lo podía haber comprobado después en el circuito cerrado de cámaras.

Pero mayor era la sorpresa que tenía preparada el grupo, ya que no sólo estábamos nosotros observando este espectáculo dantesco, sino que en previsión de que cosas como estas podían suceder, invitamos al fútbol a miembros de partidos políticos, movimientos sociales, asociaciones vecinales y periodistas, para que comprobasen todos estos atropellos en primera persona. Hasta que no apartaron para cachear e identificar a una diputada regional no se dio cuenta la UIP de que no estábamos solos. Curioso que tras comprobar esto bajasen unas cuantas marchas y se tranquilizaran bastante, haciendo que la entrada de los socios restantes fuera algo más «normal». Sin embargo, ya habían tenido tiempo para censurar  una pancarta contra el machismo y otra contra la corrupción, protagonizando un nuevo ridículo y demostrando de qué pie cojean. Todo esto fue un adelanto, así como las denuncias que interpusimos en los juzgados de Plaza Castilla por las dos injustas sanciones, de lo que ocurriría después en el partido ante el Levante, quedando reflejado el uso ideológico de la policía que realiza la delegada de Gobierno Cristina Cifuentes.

Mientras todo esto sucedía, el fondo se mostraba más naranja que nunca. Las nuevas camisetas, así como los petos que repartimos, mostraban un fondo totalmente teñido de naranja, como si de una marea se tratase. Además, la pancarta del grupo volvía a presidir la grada, así como el bombo y el megáfono. El orgullo que sentíamos de volver a verla,  además como la indignación que nos había producido el bochornoso episodio en los tornos, hizo que todo el estadio rugiese como nunca en el minuto 12 pidiendo la dimisión de Javier Tebas, el mayor culpable de lo que nos toca vivir a día de hoy.

Con una pancarta de «#TebasVeteYa» que presidió nuestra grada durante los 90 minutos, todo el estadio fue un clamor, siguiendo la iniciativa anónima de cantar contra Tebas en el minuto 12 que estaba teniendo lugar en todos lo estadios del país. Acción pionera en nuestra liga, al unirse sin exclusión alguna todos los aficionados al fútbol. Todo un éxito.

Y toda esa rabia la supimos transformar en aquello que más nos gusta y mejor se nos da, animar a nuestro equipo, la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. Y, casualidades de la vida o no, si bien en la primera parte no hubo goles, la segunda la empezamos adelantándonos con goles de Bueno y Kakutá, quedándose los tres puntos en Vallekas.

Como siempre, a pesar de todas las trabas que nos ponen también hubo tiempo para las reivindicaciones. Una pancarta mensaje denunció la gravísima situación de los enfermos de hepatitis C: «No os importamos en vida, mucho menos en la muerte. Solución enfermos Hepatitis C«. 

Otra pancarta volvía a recordar una de las crueles realidades de nuestra sociedad, la de los desahucios, que lejos de disminuir siguen aumentando. Y no sólo aumenta el número de familias expulsadas de sus casas, sino también la represión hacia quienes luchan para detenerlos o para denunciarlos, como hemos podido comprobar en las últimas semanas.

Así, la ansiada victoria de nuestro equipo y ver colgada de nuevo la pancarta de nuestro grupo fueron motivo suficiente para una celebración por todo lo alto. Mucho tiempo después se volvió a escuchar La Vida Pirata en Vallekas, demostrando que si tanto equipo como afición permanecemos unidos es mucho más fácil que las cosas salgan bien y consigamos todos nuestros objetivos.

En resumen, nos llevábamos dos injustas sanciones que pelearemos con todas nuestras fuerzas en las instancias judiciales, pero también habíamos vuelto a colgar nuestra pancarta «prohibida», así como introducir todos (o casi) los elementos de animación. Y todo esto sin que ocurriese el más mínimo incidente. Motivo suficiente para hacer ver a policía e instituciones que la prohibición de estos objetos no tiene sentido alguno. ¿Su respuesta? Ya la conocéis, registro de nuestro local dos semanas después, haciéndonos imposible animar a nuestro equipo. Pero hace falta mucho más para tumbarnos, bastante más para que nos rindamos.

#BUKANEROSRESISTE