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Se llevaron a Alfon, pero perdieron la batalla

Siempre hemos sido conscientes de la posibilidad de que todo saliese mal, de la posibilidad de que la palabra del hijo de una trabajadora, el trabajo del abogado de un joven de Vallekas, no fuese válido para una justicia en manos de la burguesía.

Somos realistas. Siempre tuvimos en cuenta la posibilidad de que el entramado judicial, al servicio de aquellos que nos pretenden silenciar, tuviese suficiente con las contradicciones de tres agentes de policía. Que  un  montaje policial, demostrado y denunciado como tal por el abogado de Alfon durante el juicio, fuese suficiente para arrancar del barrio a nuestro compa.

Para luchar contra esto, su gente realizó un trabajo de movilización y de denuncia previa, incluida la rueda de prensa del lunes, 24h antes de la vista del Tribunal Supremo. Una rueda de prensa, donde Elena se sintió arropada por los suyos; por los colectivos de su barrio; por todas las ramas del sindicalismo no pesebrero; por activistas y colectivos sociales que hacen calle. En una sala del Ateneo de Madrid, atestada de solidaridad, el abogado desgranaba los sinsentidos de una operación que desde el primer momento había estado trufada de puntos inconexos  y decisiones con marcado tono político. Lástima que los medios de comunicación masivos no considerasen oportuno conocer otra versión del caso que no sea la policial.

Miércoles. Tan solo un día después de la revisión, con una velocidad y una voluntad extremadamente inusual en la justicia de este país, el Tribunal Supremo ratificaba la condena a Alfon, pero la información sobre la fecha de su entrada en prisión era confusa en un inicio. Así, se fueron activando los lazos que las asociaciones de nuestro barrio y de nuestra ciudad, o los solidarios de otros lugares ya habían preparado en previsión de un desenlace no deseado para el caso.

Con el paso de las horas, la información, constante pero confusa en un inicio, se clarificó, confirmando la peor de nuestras sospechas, al hacerse oficial que se había ordenado su inmediata entrada en prisión. Saltándose por completo la costumbre en estos casos de permitir unos días de margen al condenado para preparar un cambio tan grande  como es el de abandonar su vida,  para ser retenido en las entrañas represivas del estado durante los próximos 4 años.

Así pues, la situación de nuestro compañero se volvía crítica, al convertirse de forma automática en una persona buscada para ser encerrada en el lugar donde el régimen español esconde sus vergüenzas y entierra a sus disidentes, y como tal se manifestó la autoridad, declarando que Alfon tendría que encontrar la manera de entregarse sin que le cogiesen antes. Para aquellos que se ganan la vida sesgando la libertad de los demás, la situación de nuestro compañero, igual que la de muchos otros, no pasa de ser la de un macabro juego del que disfrutan jugando.

Ante esta situación, durante todo el día se intensificaron los contactos entre familiares, amigos y compañeros de Alfon, que estaban decididos a que nuestro hermano pudiese enfrentarse arropado y orgulloso a la represión del estado criminal que ha querido en todo momento generar alarma en torno a su persona y a su lucha, con el objetivo de aislarle y derrotarle a él y a su entorno incluso antes de arrancarle de las calles de nuestro barrio.

Pero no es fiera Vallekas para domar, y de forma automática surgió una convocatoria solidaria, en forma de asamblea en un lugar cargado de simbolismo como es la Parroquia San Carlos Borromeo, en el corazón de nuestro barrio.

Las redes sociales, también ahora en el ojo del huracán, fueron un hervidero de solidaridad y rabia desde que se conoció la noticia. Anónimamente la gente se sumaba y llamaba a la solidaridad con Alfon, porque su caso afecta a todo el que disiente a ojos de la bestia.  Y por una vez, el alboroto de las redes si tenía reflejo en la calle, a ese «MuroHumanoAlfon»  se iba a sumar muchísima gente que tomó el rumbo solidario hacia Vallekas.

Antes de la hora prevista para el encuentro, ya eran numerosas las personas allí presentes decididas a ofrecer toda su fuerza y su solidaridad a la familia y entorno de nuestro hermano, haciendo carne de un viejo lema que no por repetido debemos permitir que pierda sentido: si nos tocan a uno, nos tocan a todos. Cuando decimos que Alfon somos todos, lo decimos en serio, y por ello, el número de gente no paró de crecer de forma constante incluso antes de que se hiciese pública la voluntad de esperar hombro con hombro, rodeando a nuestro hermano, la hora en la que las garras del Estado tuviesen que arrancar a Alfon de los brazos de su barrio, de su clase, de su gente. Podrían llevárselo, pero jamás hacerle sentir solo.

Así, para la hora en la que la policía hizo acto de presencia en los alrededores de la parroquia, ya eran cientos los solidarios y solidarias que allí se encontraban plantando cara a la sinrazón y al miedo. La  policía se topaba con un muro humano, coronado por un grupo subido al tejado de la parroquia, visibilizando el acto de represión criminal que se estaba cometiendo en el corazón de nuestro barrio. Tras un tiempo de tensión, con golpes y amagos de cargas policiales incluidos, nuestro hermano decidió que esconderse no era una opción, y que no habrá injusticia ni represión capaz de ahogar su orgullo. Así se lo transmitió a las personas que le rodearon hasta el último momento ; así se lo transmitió también a los agentes de policía ante quienes se presentó, arropado a su salida de la parroquia por decenas de compañeros y compañeras que le hemos visto enfrentar este caso desde el principio, aquellos y aquellas que hemos compartido con él los buenos y los malos momentos desde hace años, aquellos y aquellas a quienes una vez más, nuestro hermano nos dio una lección de fuerza, valor y orgullo.

Justo antes de que se lo llevasen, justo en el momento en el que nos lo arrancaban, su voz lanzó un mensaje claro y cargado de significado: “No tengáis miedo”.

Con el eco del grito retumbando en la cabeza de muchos, llegamos al Sábado donde la Plataforma de Solidaridad con Alfon había convocado una manifestación con principio en Sol y final frente al Ministerio de (in)justicia.  Su ingreso en prisión, las formas en que había sucedido, no hacían sino que dar cada vez más sentido a este acto de protesta.

Todo el trabajo de la familia, comités de apoyo, redes y colectivos implicados en la causa tuvo su reflejo en una multitudinaria manifestación. Un caso, una persona, conseguía reunir a miles de madrileños un sábado de junio. A pesar de bloqueo informativo, el eco del caso de Alfon iba superando barreras y haciéndose oír en cada vez más sitios.

La cabecera de la manifestación con el lema «Alfon somos todas. Por nuestro derecho a la Huelga. Libertad presos políticos», partía por las calles de Madrid. Encabezados por la familia y amigos de Alfon, los apacibles consumidores de la calle Preciados quedaban impresionados con el reguero de gentes que con el rostro de nuestro compa fotocopiado lo exhibían haciendo suyo el «Somos Alfon», que había recorridos las redes sociales esa tarde. Una manifestación llena de diversidad y dignidad recorría la principal arteria de la capital. Con la lectura de un emotivo comunicado de nuestra aguerrida luchadora Elena, finalizaba una manifestación cargada de verdad.

Un sentimiento contradictorio, ha presidido estos días para todos los que hemos vivido este caso de cerca. Al enorme sentimiento de rabia e injusticia, le ha correspondido uno igual de superlativo de orgullo y compañerismo. Son situaciones que definen a un barrio, a un colectivo, a una persona. Toparse con la realidad de que un amigo, un compañero, va a verse privado de libertad por unos años, no es sencillo de asimilar. Pero en Vallekas, aprendimos a luchar contra las injusticias y a levantarnos una y otra vez; y esta vez, por muy injusta que nos parezca no va a ser menos.

En tu barrio te esperamos hermano, hasta el final.

ALFON LIBERTAD