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ADRV – Valladolid, La Grada

“Hemos tenido que volver al infierno, pero no estamos muertos”. El nuevo cántico que ayer retumbó en el Estadio de Vallekas es el fiel reflejo de la incansable actividad del grupo. Tras un verano eterno en el que pasaban los días y no podíamos abonarnos a la locura que nos da la vida, volvía el fútbol a nuestra casa.

Después de cinco años en Primera, volvíamos a Segunda División con las mismas ganas que el último lustro, y la misma ilusión que tendríamos si nuestro equipo jugase en Regional. Prueba de ello es el tifo con el que recibimos al equipo a su salida del túnel de vestuarios. Plásticos verticales blancos y rojos llenaban el Fondo, al ritmo de Gonna Fly Now -banda sonora de Rocky-, al mismo tiempo que nuestro boxeador bukanero levantaba el puño. Pegada a la valla, la frase “No importa la división”, filosofía que nos lleva acompañando en nuestros 24 años de existencia y que esta temporada ha sido elegida como eslogan para nuestra campaña de socios.

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Recogíamos el primer tifo del año y desplegábamos una pancarta para despedir a un emblema de la Franja. Dos días antes del partido contra el Valladolid nos dejaba Manuel Peñalva, ejemplo de Rayismo. Desde las gradas que le vieron jugar guardamos un minuto de silencio en memoria de quien ha enarbolado los valores del Rayo Vallecano y ha defendido nuestra camiseta con la valentía, el coraje y la nobleza que la franja roja representa.

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De igual forma que volvía el fútbol a nuestro estadio, también volvía la censura. Martín Presa prohibía parte de una pancarta mensaje en la que pedíamos unos abonos populares ante la irrisoria bajada en el precio de los mismos. Los impedimentos no consiguieron que protestásemos por unos abonos que consideramos desproporcionados para la realidad económica de nuestro barrio. La parte de la pancarta prohibida quedó colgada en la Albufera y en su lugar, dentro del Estadio, un plástico evidenciaba la persecución a las voces críticas con la gestión de nuestro club.

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Avanzaba el partido y el Rayo Vallecano no conseguía elaborar buen juego, acabando el partido con empate a cero. Poco antes del pitido final, sacamos la segunda pancarta de la noche, denunciando la situación que se vive en Vallekas. El mensaje era claro: “El que quiera irse, aquí tiene la puerta. ¡Queremos 11 hinchas en el césped!”.

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No somos de pedir mucho a jugadores, cuerpo técnico y directiva, nunca hemos exigido victorias y títulos, tan sólo respeto por nuestro club, compromiso con los valores que el Rayo Vallecano representa y dar todo en el césped cada fin de semana. ¡Nos vemos en 15 días contra el Mallorca!