ADRV – Osasuna, La Grada

Este no era un domingo cualquiera, por la Avenida de la Albufera se respiraba una sensación indescriptible, pero que ya nos es familiar. Esa misma que precede a los grandes días. Como así fue, una gran jornada contra el fútbol moderno, en la que dos aficiones volvieron a poner en evidencia a la mafia que dirige nuestro fútbol. El horario, para los locales, era perfecto, domingo a las ocho y media de la noche, lo que auguraba un gran espectáculo en la grada. Veníamos de encajar una goleada en la Copa, afónicos, pero con las pilas cargadas para dar caña.

La historia se repetía cuatro días después, y el partido se nos volvía a poner cuesta arriba. Pero nuestra respuesta fue la de siempre: no bajar los brazos y levantar la voz. No hay tiempo para lamentarse en nuestro Fondo, sí para reventarlo con palmeos, bufandeos e incluso cánticos conjuntos con la afición rojilla, contra Javier Tebas y contra Raúl Martín Presa. Desde aquí transmitimos nuestra solidaridad a todos los aficionados de Osasuna a los que se prohibió colocar sus pancartas en nuestro Estadio, en otra gran actuación de nuestro presidente.

Pero la represión no solo se iba a instalar en la zona visitante. También lo hizo a lo largo de todo el Lateral de la Albufera. Ya a la entrada del Estadio, seguridad y policía se dedicaron a retirar banderas…, con el escudo de nuestro equipo. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Y sería solo el anticipo de lo que sucedería durante el partido, con los antidisturbios patrullando la grada para evitar que cualquier peligrosa bandera o amenazante bufanda se posara sobre la inmaculada ¿publicidad? del Estadio. Delirante.

Segunda goleada en contra en una semana, segunda lección magistral de animación. Lo mismo pensaron nuestros jugadores, que en señal de respeto, entregaron su camiseta a los que de verdad la merecían. A los que la habían sudado durante los noventa minutos.