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Comunicado: huelga de animación

«Los que dirigen el fútbol español son cuatro mangantes». Así de claro lo confiesa la propia directiva del Rayo Vallecano en la reunión mantenida con todas las peñas rayistas para transmitirnos el último giro de tuerca de las medidas represivas de Tebas: como en estos casi cuatro meses de medidas contra la animación los rayistas hemos conseguido con ingenio y trabajo dejarles en evidencia, desde este partido ante el Málaga se sancionará con miles de euros a todo aquel que vuelva a mostrar pancarta alguna en el estadio. Nada de pancartas de Bukaneros, ni políticas, ni sociales, ni protestando contra dirigente alguno, ni siquiera de apoyo al equipo. También será requisada cualquier prenda alusiva a nuestro grupo.

La respuesta del club, lejos de negarse o protestar por ser obligado a reprimir a sus propios socios y en su propio estadio, es la de acatar los dictados del mayor mafioso del fútbol español. Javier Tebas manda en el Rayo, él nos quiere fuera, extinguidos, eliminados. Así que va a ser él, con su limpia corbata y su sucia conciencia, el que venga a animar al Rayo Vallecano porque nosotros, los rayistas que llevamos más de dos décadas dejándonos la vida por este club, decimos BASTA.

Desde este partido ante el Málaga y en los cinco que nos quedan ante Real Madrid, Almería, Valencia, Getafe y Real Sociedad, si no cambia nada y la directiva sigue plegándose ante los que ellos mismos denominan «mangantes«, anunciamos una huelga de animación indefinida.

No habrá cánticos, ni ambiente, ni alegría. Gane o pierda nuestro equipo el estadio va a dejar de ser esa fiesta que hasta ahora siempre ha sido sin importar el resultado.

Además, en la jornada 32 que recibimos al Almería dejaremos no solo nuestro Fondo vacío, sino todo el estadio. Pedimos a todos los rayistas que no entren al estadio y animamos al resto de grupos y peñas a sumarse a esta ‘jornada de estadios vacíos’. Solo así conseguiremos que los dirigentes en general, y nuestras directivas en particular, comiencen a respetar nuestros derechos como seguidores, como personas.

No sobramos nosotros, sobran los «mangantes»