shopping-bag 0
Productos : 0
Subtotal : 0.00
Carrito Finalizar compra

Single Blog Title

This is a single blog caption

Rayo 0-1 Atlético de Madrid, La Grada

Un jugador italiano de la Serie B cayó desplomado sobre el césped. Su muerte causó consternación, homenajes, minutos de silencio. Un seguidor del Athletic fue asesinado por la policía tras acudir a su estadio. No hubo minutos de silencio, ni condenas, ni repercusión mediática. No hubo nada de lo que hubiéramos tenido que soportar si víctima y asesino hubieran cambiado sus papeles. Sólo los seguidores, de aquí y de allí, de un equipo u otro, rindieron homenaje a Iñigo Cabacas de la mejor manera: reclamando justicia, esa que tantos días después del asesinato aún no se ha dado, y mucho nos tememos que jamás se dará.

Por ello el minuto de silencio, respetado por todo el estadio (incluida la afición visitante), en Vallekas fue transformado en un homenaje a Iñigo y en una denuncia a un sistema que ya no se conforma con arruinar la vida a los seguidores, ahora directamente nos la quitan.

Era día grande, partido televisado ante un histórico, la ocasión ideal para burlar a los mediocres ladrones de pancartas que pululan ahora por nuestro club y volver a sacarles los colores en público.

Pero para nosotros era un partido mucho más especial por otro motivo: recordar que hace tan sólo unos meses, en el partido de ida, 132 miembros de Bukaneros fueron sancionados con 6.000 euros y dos años de prohibición de acceso a los estadios en la sanción más numerosa impuesta nunca antes en la historia de nuestro fútbol. Desde entonces, la pancarta de Sancionados ha presidido nuestra grada, en forma de denuncia permanente de este último atropello sufrido.

Desde el minuto 32 del partido ante el Atlético la pancarta que vuelve a presidir nuestro Fondo es la que nunca debió dejar de lucir, la de Bukaneros, en una acción que supone un mensaje para todos esos que llevan empeñados desde hace unos cuantos años en acabar con nosotros. Nos podéis arruinar, mantenernos lejos de nuestro estadio, impedirnos animar a nuestro equipo, pero jamás acabaréis con nosotros. No lo habéis conseguido con estas más de 200 sanciones impuestas en los últimos tiempos, ni con una persecución y represión obsesiva, y no lo vais a conseguir ahora. Los 132 compañeros, cuyos procesos de sanción ya comenzaron hace unos meses, estarán fuera durante varias temporadas, pero otros llegarán que cubrirán esta ausencia y entre todos volveremos a convertir un obstáculo en un elemento positivo para el grupo, para seguir creciendo detrás de una pancarta que seguirá presente por siempre.

Y los que lleguen seguirán fieles a una filosofía, a una mentalidad capaz de hacer que durante todo el descanso el Fondo permanezca de espaldas al césped durante la realización de una foto panorámica de una marca comercial, rechazando la mierda de negocio en la que han convertido nuestro fútbol.

Tras el descanso, el Fondo se dejó el alma animando, más aún tras el gol visitante, y de nuevo haciendo buena esa filosofía de que animar a tu equipo no es insultar al rival ni a su afición y que también en eso podemos y debemos ser originales. Un partido de esos que, pese a la derrota, sirven para crecer como grupo, para crecer como afición. Hace no mucho en un partido así, al margen de que la zona visitante estaría desbordada y más aún con entradas a 30 euros (más baratas que en el Calderón), en el resto del estadio habría muchos seguidores rivales. Pero el rayismo ha crecido, ha madurado, se ha concienciado, y todo ello sin ayuda alguna de dirigentes a los que su afición importa muy poco. Quizá hayan sido esos años en el infierno, quizá haya sido toda la mierda que nos ha tocado tragar, pero si echamos la vista atrás y comparamos con el mismo partido de hace unos años, es para sentirse orgulloso de lo que hemos y estamos consiguiendo entre todos.

Pero no hay lugar para el conformismo, ni mucho menos. Por delante nos quedan dos partidos en casa ante FC Barcelona y Granada para disfrutar y cerrar la temporada de nuestro regreso a Primera, y para seguir protestando contra los ladrones de traje y corbata que se sientan en el palco.