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Rayo 2-3 Real Madrid, Los Tifos

Pocas cosas suponen tanto trabajo como un tifo, pocas te devuelven tanto orgullo. Pilar básico de esta vida ultra, volvimos a dejar patente eso de ‘Vallekas Zona Tifo’. Y en día grande: por la entidad del rival, por centrar toda la atención, por ser una de esas citas en las que la grada se viste de gala. Y vaya si se vistió.

Nuestro Komando Tifo volvió a sorprendernos, a deleitarnos. Muchos años y muchos tifos después, sigue trabajando para sacar ideas nuevas, para no repetir, para seguir sacando el máximo partido a una grada poco agradecida en la que el simple hecho de tifar ya debería ser un logro. Pero donde otros verían obstáculos insalvables ellos ven retos, superación, esfuerzo por hacer más grande el nombre de Bukaneros. Y lo volvieron a conseguir.

Desde hacía tiempo había un sonido que no se iba de la cabeza, una canción que de vez en cuando sonaba para recordarnos que ahí estaba, para marcarnos una frase a modo de lema. «Somos pobres con orgullo, con cojones como puños», son muy grandes los Kaos Urbano, también muy buenos, y su estrofa apareció como un resorte al ver en el calendario el rival que recibíamos. ¿Cómo era eso de ‘como anillo al dedo’? Era el día perfecto. Nos visitaba uno de los clubes más poderosos del mundo, sustentado en los valores del dinero, plagado de estrellas, de contratos millonarios… Y enfrente, nosotros. El único equipo de barrio del fútbol profesional. Sin dinero, endeudados por los mafiosos, dirigido por mafiosos, con una pequeña masa social, humilde, y con la única arma del arrojo en el césped y en la grada.

El lema era inmejorable, solo quedaba darle forma, buscar la mejor idea para poder utilizarla, para que no fuera como tantas frases que quedan en el olvido por no encontrar la forma de transmitirla. Y la forma no pudo ser mejor.

Jugando con el contenido de la frase, y flanqueado por ambas partes de la misma, nuestros artistas se sacaron del cajón del ingenio un dibujazo en el que un ultra, enfundado en su franjirroja y con el gorro que sacó el grupo hace unos meses, mostraba con orgullo sus nudillos. Muestra de fuerza, de ganas de pelear, de plantar cara y de no rendirse.

Por detrás, el escudo entre laureles de nuestra Agrupación Deportiva, el escudo de siempre, el que nos arrebató Ruiz-Mateos y no quiere devolvernos su testaferro aunque el rayismo votara en mayoría por recuperarlo. Un guiño a esa lucha que continúa, a estos 21 años de rayismo independiente y de no vendernos a nadie. No fue el único detalle.

Los puños, al frente, mostraban con orgullo unos nudillos tatuados: ADRV 1924. Ese y solo ese, por mucho que le pese a la marioneta que nos preside, es el nombre de nuestro club, y esa la fecha en la que empezó un sentimiento transmitido de generación en generación y que este año cumple 89 temporadas.

Dibujo perfecto, muy real pese a lo difícil siempre de representar una persona, más aún en una grada pequeña con escasa caída que suele deslucir con facilidad el trabajo de tantas horas.

Asomaban ambos equipos por el túnel. Avalancha de medios de comunicación para no perder un detalle de las grandes estrellas, pero al saltar al césped dejaron de ser el centro de atención. Les robó el protagonismo aquello tan grande que se deslizaba rápidamente por todo el Fondo y que todos los socios no solo respetaron, sino que colaboraron con ello, en la ejecución y en mucho más.

Porque un tifo es mucho más que esos minutos en los que luce, incluso más que todas esas horas en las que se realiza. Esconde demasiadas cosas, mucho más en un estadio en el que la represión y persecución ya han llegado incluso a los tifos. No saben cómo jodernos más la vida que ahora quieren prohibir directamente que estas obras de arte luzcan en Vallekas. Con el pretexto absurdo e irracional de que se fabrica con material no ignífugo, el Coordinador de Seguridad obligaba al club a retirar minutos antes del encuentro lo que solo estaba destinado a animar a nuestro equipo, a dar color y ambiente al partido.

Cordura, por favor. Un tifo no es ignífugo como no lo son ninguna de las pancartas que hay en un estadio, o las lonas publicitarias, o los mismos asientos, o las vestimentas, o las propias personas. ¿Prohibimos entonces todas las pancartas, las lonas, las redes de las porterías, los asientos, las ropas o a las personas? Hace tiempo que esta ley del deporte se les fue de las manos, que tan solo saben hacer el ridículo.

Quizá sean estos los motivos por los que justo al entrar a la grada tuvimos que emplearnos a fondo para arreglar el tifo. Estaba extendido, quizá para que la policía comprobara que no contenía armas de destrucción masiva, pero también rajado. Más mérito aún para todos los que se pusieron manos a la obra para que el tifo supusiera también una bofetada a aquellos a los que parece molestar tanto.

¿De verdad que hay quien piensa que esto es malo, que puede hacerle daño a alguien? Esto es fútbol.

Esta vez optamos por dar más importancia al mensaje, integrándolo en el cubregradas, y un dibujo más grande que pudiera lucir bien, que todo en su conjunto fuera impactante y llamativo, y la innovación no pudo ir mejor. El resultado, inmejorable.

Ovación en las gradas, jugadores que venían en piña a aplaudir al Fondo, cámaras en todo el estadio que no dejaban de disparar. Lo habían vuelto a hacer. Con esto nuestros pintores alcanzaban el sobresaliente pero, ¿por qué conformarse con ello pudiendo hacer aún más? Lo que para cualquier grupo ya sería un tifazo, a nuestro Komando le supo a poco y quiso ponerle la guinda.

Desaparecía del Fondo el crubregradas al mismo tiempo que aparecía un nuevo tifo. El escudo de Vallekas se desplegaba para presidir una grada encabezada por una gran pancarta en la línea del mensaje anterior: ‘Aquí no hay talonario, aquí te defiende tu barrio’.

Son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, esos que tanto cuidan los pintores, que esta vez hicieron también diferente la pancarta, en la que sobresalían las dos letras de apertura y el balón antigüo, rompiendo la línea recta de la habitual pancarta. Importante es el mensaje y también cómo trasnmitirlo.

A ambos lados del escudo, y durante muchos minutos, lució todo el material de grada así como banderas rojas y blancas, para combinar la magnitud en estático del tifo anterior con el movimiento del siguiente, que le daba dinamismo y ambiente a la grada. Como siempre mucho más que un tifo.

Seguirán surguiendo problemas, volverán a ponernos trabas, pero ahí seguirá estando Komando Tifo para, con mucho ingenio y trabajo, seguir ofreciéndonos espectáculos como este.

VALLEKAS ZONA TIFO